Ecoturismo en Teruel
El recóndito valle de Olba es uno de los espacios naturales más bellos y desconocidos de Aragón. Forma parte de Natura 2000, una red ecológica europea de áreas de conservación de la biodiversidad, dentro del espacio protegido “Los Estrechos del río Mijares” y, ¡os avisamos!, atrapa al que lo visita.
La vida del valle es el río, por eso se asentaron en sus orillas, desperdigadas aquí y allá, familias que dieron nombre a los barrios-aldeas que hoy conocemos.
El valle de Olba es un lugar excepcional para disfrutar de una naturaleza pura y poco transitada. Olba es un destino para aquellos que aprecian y respetan la naturaleza, que quieren observar y aprender del medio rural.
El ecoturismo en Teruel que podrás encontrar aquí abarca desde el agua del río a la luz de las estrellas, se pierde en los bosques, sube a cimas que se asoman a paisajes increíbles, y se percibe a través de todos los sentidos, con sus horizontes balsámicos, el rumor del agua y el canto de los pájaros, el tacto de la vegetación en los caminos, los olores del monte y el sabor de la deliciosa trufa negra, que crece a los pies de las carrascas.
También es un lugar ideal para hacer baños de bosque, actividad en la que somos pioneros. Escoge tus actividades de ecoturismo en Teruel entre las que te proponemos más abajo, o pregúntanos y te recomendaremos la que mejor se adapte a ti.
Actividades de ecoturismo en Teruel
Dónde está ubicada
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Ecoturismo en Teruel desde
el Valle de Olba
En realidad, se podría decir que hay dos valles de Olba: uno a la vista de todos, donde el río discurre pacífico y forma su vega. Para conocer el otro hay que adentrarse en las hoces, un paraje escarpado y salvaje, en el que el río Mijares discurre encajonado en un desfiladero. En los enormes paredones de piedra del Molino de la Hoz, los antiguos pobladores excavaron más de 30 cuevas y abrigos. La zona es tan abrupta que se ha convertido en destino de escalada.
Además de un paraíso natural, Olba es un paraíso de la cultura rural. Con la despoblación se perdió el vergel que llegó a ser, pero todavía quedan huertas que producen verduras ecológicas, y cientos de bancales sujetos con muros de piedra seca, un arte declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Agricultores y ganaderos emigrantes dejaron aquí su patrimonio: casas de piedra, una red de acequias de origen medieval, con sus minas, lavaderos y pasos aéreos, y una red de vías pecuarias que conectaban el último pueblo de Teruel (Olba) con Castellón y Valencia.
El espacio que dejó el hombre, lo recuperó la naturaleza. Y con las especies vegetales llegaron los animales. En los bosques de pinos, carrascas, arces, quejigos, enebros y sabinas habitan hoy corzos, cabras montesas, zorros, jabalíes, jinetas y tejones. En el bosque de ribera, entre los chopos, fresnos, sauces, olmos y álamos cantan ruiseñores, mirlos, verdecillos, carboneros, currucas, oropéndolas y muchos más.
Nos queda mucha riqueza para compartir, un paisaje visual, sonoro y cultural extraordinario que harán de tu estancia en Olba una experiencia única.
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